Las cosas que verdaderamente importan
La gran pasión que siempre sentí por este país de gente y costumbres extrañas, se vio reforzado cuando en 2003 vi por primera vez la película “Lost in Translation” de Sofia Coppola, recuerdo haber salido del cine con esa sensación de querer vivir y estar en cada uno de aquellos maravillosos rincones que me habían dejado anonadado.
Tres años después, y con una de aquellas imágenes grabada a fuego en mi memoria, me tomé uno de los cafés más placenteros de mi vida en el Starbucks de Shibuya, dónde la, entonces desconocida, Scarlett Johansson lo había hecho en esa escena de gran belleza.
Ese fue un momento de película en la vida real.
Comparte: 
Epico reencuentro con el cine en un fotograma que pasa ante tu propia cámara….Qué peliculón…Totalmente de acuerdo