Mirar sin entrar
Cuantas veces habré repetido a los que me conocen que no es lo mismo oír que escuchar, lo mismo pasa con ver y mirar, y es que si hay una ciudad que en los últimos años ha convertido esas virtudes en privilegios es Bilbao.
Ciudad oscura e industrial que durante muchos años vivía mirando hacia dentro, hoy es un maravilloso escaparate de arte contemporáneo sin necesidad de acceder a sus numerosos y conocidos edificios singulares. Los mejores estudios de arquitectura, de urbanismo, de movimientos culturales se aunan en una ciudad que parece no querer volver nunca a recordar aquellos tiempos de la ría turbia.
Esta vez no he acudido al titanio del GG, ni al cristal de las torres Isozaki, ni siquiera al acero corten del Euskalduna, esta vez me quedo con la paz del Museo Bellas Artes.
Qué bello en fondo y forma. En efecto, da serenidad… y esa niñita discreta camino al cole o de vuelta a casa…Tiene un poderoso equilibrio emocional esta foto!!