La amistad

amistad.

(Del lat. *amicĭtas, -ātis, por amicitĭa, amistad).

1. f. Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.

También con unas cervecitas de por medio, no?
Cantidades ingentes de amistades que se han creado y se han destruido en los bares, y es que mientras haya comida y bebida de por medio, el ser humano es feliz por instantes.

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5 respuestas a “La amistad”

  1. Mark dice:

    De nuevo, incompleto, ya que la amistad de verdad no se debilita por una falta de trato tampoco..

    … y las cañas no nos las tomamos en ese bar, donde pasamos sin apenas parar mas que para un par de fotos 😉 . Las jarras cayeron 200 metros mas abajo, junto a ese edificio de cristal azul que nos tenía fascinados.

    Ah, la foto muy buena, tambien, jur jur jur.

  2. angel dice:

    Yo no tengo amigos, se de lo que hablo,
    me tomo las cañitas hasta con el diablo.
    Cuando estés en el infierno mira alrededor
    solo los amigos soportan ese edor.
    Todos los demás brindando están mejor.

  3. ayarzaFoto dice:

    Joe Mark, desde luego tienes buena memoria….y yo que creía que no te fijabas en las cosas….veo que lo vas cogiendo. Me gustan los retratos de ese lugar….jejeje…algo sacaremos.

    angelito de mi vida,
    tu eres niño como yo,
    las cañitas las tomaremos
    y te doy mi corazón.

    Amen…camareroooo…..dos jarras más, bueno tres, otra para mi amigo el guiri.

    :p

  4. Mark dice:

    JUAS!!!

    Bueno… lo de la buena memoria… depende… a veces si, a veces no. De lo mas fiable, vamos… Pero las imágenes se me suelen quedar bastante bien, si

    Angelito!! Hedor se escribe con HACHE!!! Pero tienes mas razón que un santo.

  5. angel dice:

    Esto de escribir correctamente lleva su tiempo. Una más. Gracias Mark.

    En realidad hay muchos grados de amistad: desde los amigos de la infancia hasta los enlaces del Facebook. Desde el sentido más elevado, al que yo me refiero, hay dos tipos de personas: los que ya lo saben y los que se enterarán. Como buena utopía merece la pena perseguirla.

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